A un año de la consulta de Majaz: Las lecciones de la protesta amazónica

Fernando Romero Bolaños
Suplemento Semana Diario El Tiempo de Piura
Publicado el 08 de Setiembre

El 16 de setiembre se cumple un año de la realización de la consulta vecinal en Ayabaca, Carmen de la Frontera y Pacaipampa. Una de las razones por las que se realizó la consulta fue demostrar que el gobierno nacional no podía tomar decisiones sin tener en cuenta la opinión y las opciones de desarrollo que la población de estos distritos viene promoviendo. No es coincidencia que, recientemente, las comunidades nativas de la amazonía peruana se hayan visto obligadas a expresar su desacuerdo con una serie de decretos legislativos que pone en riesgo la propiedad de sus tierras y la institucionalidad de sus organizaciones, consiguiendo que el Congreso de la República paralice la implementación de dos de las normas aprobadas por el Ejecutivo que atentan contra sus derechos, justamente porque no fueron consultadas ni con las comunidades ni con el Congreso antes de su aprobación.

En ambos casos, además, la respuesta del gobierno ha sido acusar que existían intereses ocultos, campañas desestabilizadoras y calificar a las personas que participaban en estas medidas de ser manipuladas. La convicción de los líderes comunales y nativos, de las autoridades locales involucradas y el respaldo que otros sectores les brindaron, hicieron que el gobierno tuviera que modificar su posición y aceptar a regañadientes que tenía que escuchar el punto de vista de las comunidades.

Pero hay que indicar también, que si bien la consulta sobre Majaz y la protesta amazónica han mostrado que las organizaciones campesinas y nativas tienen voz propia y capacidad para expresar sus intereses, en ninguna de estas situaciones se ha dicho aún la última palabra. Sin embargo, pienso que existen condiciones para que el resultado sea beneficioso para el país y las comunidades. ¿De qué depende?

Institucionalizar mecanismos de consulta y de participación reales

En este momento existe mayor conciencia en el país de que es necesario institucionalizar la consulta previa como una condición para la realización de cualquier proyecto que pueda afectar los recursos que los pobladores de áreas rurales requieren para asegurar y reproducir sus medios de vida.

Teniendo como base los avances existentes en la normativa internacional y las experiencias como las de Tambogrande y Majaz, se requiere avanzar en establecer los procedimientos y requisitos para que la consulta sea legítima y viable. Es necesario evitar, que sea sólo un mero formalismo que no garantiza los derechos de las comunidades y también que se convierta en un veto a toda iniciativa de inversión que provenga de fuera de ellas.

Se requiere además considerar los procedimientos adecuados para resolver situaciones en las cuales entran en conflicto los intereses de las comunidades con los proyectos que pueden generar reales beneficios a un número mayor de personas o al conjunto del país. En esos casos, es fundamental que las poblaciones afectadas perciban que cualquier cambio que pueda producirse en sus actuales condiciones sea para mejor y surja de un acuerdo y no sea fruto de una imposición. Para que ésto sea posible, creo que en la actualidad por el alto nivel de desconfianza que existe en el Estado se requeriría de la participación de organismos nacionales o internacionales con altos niveles de credibilidad.

Es importante tener en cuenta que, en un sector de las empresas mineras, existe una posición favorable hacia el establecimiento de estos mecanismos. Además, ve de manera positiva que la decisión de las comunidades sea tomada con el mayor número posible de sus miembros, porque es conciente de que una condición necesaria para la viabilidad de sus proyectos, en el largo plazo, es contar con la aceptación de las población al desarrollo de las actividades extractivas. Escenarios conflictivos o de alta incertidumbre no favorecen proyectos que requieren de muchos años para desarrollarse.

Reconocer que la modernidad y el combate a la pobreza no vienen de fuera de las comunidades.

La protesta amazónica y los medios de comunicación nos han permitido a muchos conocer a líderes sociales como Alberto Pizango, Presidente de AIDESEP y a través de sus declaraciones darnos cuenta que la mayoría de quienes habitamos en las ciudades y en la costa peruana no sabemos qué viene sucediendo en la sierra y selva rural. Hace un tiempo un piurano me decía que eran pocos los habitantes de la ciudad de Piura que conocían qué sucedía en Ayabaca o en Huacambamba, o aquellos que sabían que el departamento era uno de los principales productores de café orgánico de alta calidad, muy apreciado internacionalmente y que es producido por cientos de productores organizados en cooperativas y asociaciones – y que a la vez son ronderos-. Éste es un logro en el cual el Estado ha tenido poco que ver. Eso es en Piura, pero existen cientos de experiencias que muestran que la sierra y las comunidades son viables económica, social y ambientalmente si se parte de la construcción de una alianza sólida, basada en el reconocimiento y el respeto, con las poblaciones que en ellas habitan.

Más bien, es una pena que en estos tiempos sea desde el gobierno que nos transmitan la idea que en las comunidades solo hay atraso, pobreza y que la salvación viene de fuera de ellas. Mas aún, que su superación se relacione únicamente a la extracción y exportación de recursos y que para que esto sea posible, las comunidades deban subordinarse a la voluntad del Estado y de la gran empresa.

Sin embargo, gente como Gastón Acurio o el viajero Rafo León, nos vienen ayudando a tener una visión distinta del país y de los peruanos, a revalorizar el trabajo de domesticación de especies de los productores andinos, a apreciar nuestra comida, nuestra tierra y nuestra gente. Todos valen la pena de ser visitados y conocidos para que constatemos que pueden establecerse alianzas entre empresa privada y comunidades en las que ambas ganan.

(*) Licenciado en sociología por la Pontificia Universidad Católica del Perú.

http://www.eltiempo.com.pe/semana/07-09-08/semana%2007-09-08.pdf

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