Previsiones económicas para este año

Por: Pedro Francke
Publicado hoy 29/01/2010 en el diario El Tiempo

Empezando el año, siempre es bueno pensar un poco acerca de qué podría pasar en la economía peruana. Claro que los economistas no tenemos, últimamente, muy buena fama en lo que a previsiones se refiere, habida cuenta de lo sorpresiva que resultó para la gran mayoría la crisis internacional. Aún sin terremotos como ese, tratar de adivinar como será el futuro es siempre un ejercicio arriesgado; al fin y al cabo, la economía no es, sino resultado de lo que los humanos hagamos a lo largo del tiempo, y nadie puede saber qué harán los demás, y muchas veces ni siquiera uno mismo, dentro de tres o nueve meses.

A pesar de eso, tomamos el riesgo y lanzamos algunas ideas de lo que podría suceder en la economía peruana el 2010.

Campaña electoral aprista = más gasto público. No habiendo riesgo de inflación (como afirma el Banco Central de Rerserva), la cancha está servida para que Alan y el Apra desaten una farra fiscal, es decir, un déficit público excesivo por razones electorales. ¿Podrá Meche Aráoz resistir estas presiones? Difícil, pero posible. Lo que sí es inamovible es que el mayor gasto público estará en manos de dirigentes apristas, con recorte de presupuesto a los municipios y el uso de Núcleos Ejecutores, de tal manera de tratar de lograr los mejores resultados pata el Apra en las elecciones de este año y el próximo.

Apetitos: ponme donde hay. En el 2010 no sólo habrá interés del gobierno en contratar gente con carné e inaugurar obras con el fin de conseguir votos. Para muchos allegados al régimen, es el “ahora o nunca”, la última oportunidad para enriquecerse desde el Estado. Sucedió así en 1989, al final del anterior gobierno aprista, y es muy probable que esos apetitos leoninos vuelvan a desatarse en esta oportunidad. Tras un 2009 lleno de casos de corrupción que llegan hasta altas esferas del Gobierno, con impunidad para fujimoristas y apristas, y con Contraloría controlada, la cena parece estar servida.

Inversiones mineras como sea. Hoy, junto a la corrupción en obras y licitaciones públicas, hay mucho pero mucho dinero en permitir que se hagan inversiones privadas cuestionadas como Majaz, se vuelvan a postergar compromisos ambientales como en La Oroya y en aceptar exoneraciones tributarias como la que ha obtenido Antamina que se ahorrará más de 200 millones de dólares en impuestos por la inversión en su ampliación. En la zona de Majaz ya van 7 muertos, y la presión se intensificará el 2010; el grupo Romero tiene un contrato suscrito que le reportará fuertes ganancias, pero que se hará realidad solamente si los chinos logran permiso del gobierno para sacar adelante esa mina. La empresa china dueña de Majaz tiene además una cláusula especial y única en el TLC firmado con China para defender su inversión.

Mundo incierto. El FMI pronostica que la economía mundial puede crecer 3% el 2010. Pero hay todavía mucha incertidumbre y varios expertos consideran que puede haber una nueva caída en la economía mundial este año. No sólo el dinamismo mundial puede flaquear. Nouriel Roubini, el economista hoy famoso por haber predicho la crisis reciente, anota que los precios de las materias primas están sobrevaluados debido a una burbuja especulativa. Si esta estalla, y precios como el de los minerales caen abruptamente, el golpe a la economía peruana será fuerte.

Nueva Ministra, continuismo neoliberal. En la orientación del mode lo económico, si hay algún cambio será la profundización de las privatizaciones y de la entrega de nuestros recursos minerales; recordemos nomás el rol de la Sra. Aráoz en el conflicto de Bagua, defendiendo los Decretos legislativos del “perro del hortelano” bajo el argumento que sin ellos se caía el TLC con Estados Unidos – lo que resultó ser falso. Ni pensar en que se repongan derechos laborales, se defienda a los consumidores o de plantee una reforma tributaria. Sólo habrá flexibilidad para aquellos sectores que logren generar conflictos fuertes que pueden generar amplio malestar social y desgaste electoral al gobierno aprista, como la reciente huelga de los transportistas que han arrancado al Ministerio de Economía 200 millones de soles.

Crecimiento: de regular a bajo. Mejor no confiarse en la inversión privada en un año electoral; los empresarios muchas veces prefieren asegurarse quién será el próximo gobernante antes de arriesgar fuertes sumas de dinero en una inversión. Pero con más gasto público, que debe acelerarse por razones electorales, y con una economía internacional en recuperación aunque sea lenta, la economía peruana puede reanudar su crecimiento. Junto a la minería y la construcción, cierto dinamismo del mercado interno puede jalar (un poco) a la industria. Pero no hay que esperar un crecimiento del 8% o 10% como llegamos a tener, imprudentemente, en años anteriores; con mucha suerte llegaríamos a la mitad de eso.

Empleo: recuperación insuficiente. Si las cosas van bien, podremos ver una mejora en el empleo en el segundo semestre, pero difícilmente antes: el empleo sigue al crecimiento económico pero unos meses después. Pero si la economía crece digamos 3%, el empleo puede crecer un 2% o menos, cuando la oferta de mano de obra, la cantidad de gente buscando trabajo, aumenta en más que esa cantidad. De tal manera que no va a ser más fácil encontrar un puesto de trabajo, sino igual o más difícil.

Salarios igual de bajos. En cuanto a los salarios, estos se han mantenido estancados, con o sin crecimiento económico, a diferencia de lo sucedido en otros países vecinos. Mientras los trabajadores no tengan nuevamente derecho a organizarse en sindicatos y negociar pliegos de reclamos, y el gobierno no apoye con algún aumento del salario mínimo, no parece que las cosas vayan a mejorar.

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